sábado, 13 de enero de 2018

Retropost #1956 (13 de enero de 2008): El sueño de una noche de solsticio



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Logramos arrastrar a los niños, esos enemigos jurados del teatro, a la versión de El sueño de una noche de verano que cerraba hoy en el Teatro Principal. Versión gitana y playera, dirigida por Tamzin Townsend, y con música de Antonio Carmona. Con Tomy Álvarez (Teseo/Oberón), Flor Aragón (Hipólita/Titania), Claudia Giráldez (Hermia) Mingo Ruano (Demetrio), Alejandro de los Santos (Lisandro), Marta Aledo (Helena), José Luis Torrijo (Bottom, "Fondón"), Eduardo Mayo (Robin) y Alba Flores (Polilla), y músicos. Bien actuada, buenas acrobacias, y buenas canciones. Sólo he echado en falta una cabeza de burro más completa en Bottom.

A observar que ya en el siglo XVI hablaba Shakespeare del cambio climático. Algo que, como el Bardo, es al parecer de perpetua actualidad.

Los niños se han ablandado conforme avanzaba la obra, se han reído todo lo que han querido, y al final aplaudían como locos. Eso sí, nos ha costado cien euros la broma, como para dejar al teatro sin público—pero bueno, una noche es una noche es una noche.

Por supuesto han disfrutado de lo lindo con la obra dentro de la obra, especialmente con Píramo, y Tisbe, y con la Pared. (Esta parodia del teatro tiene un antecedente en Shakespeare en el desfile de los Nueve Grandes en Love's Labour's Lost). Pero El sueño de una noche de verano es una obra llena (no sólo en esta escena) de espectadores internos contemplando la acción, cosa que produce ese efecto de irrealidad flotante o de desorientación ensoñadora que tanto le gustaba a Shakespeare. El contraste entre la realidad y el teatro queda difuminado, a la vez que se subraya la calidad de visión, de inmersión en una realidad alternativa que se da en el espectáculo. Y a ese carácter intercambiable de la realidad y la ficción alude el epílogo/despedida de la obra, en boca de Robin / Puck—o del actor que lo representa, o de alguien entre uno y otro, una sombra suspendida entre una realidad y otra:

Si hemos, sombras que somos, a alguien enfadado,
Pensad sólo esto, y queda solucionado:
Que aquí habéis estado nada más que durmiendo
Mientras estas visiones íbais viendo.
Y que este asunto débil y baladí
Nada deja, como un sueño, tras de sí...

Un parlamento que anuncia el aún mas célebre de Próspero en La Tempestad, "Our revels are now ended". Un caso más complejo, este último, pues es una falsa despedida, al formar parte del cuerpo de la obra: despedida a la vez de La Tempestad y de la obra que contiene en su interior. Y quizá también de la ilusión teatral que resulta ser la vida, que es en realidad el auténtico sueño de una noche de verano.

Bueno, y ahora me voy a dormir, que ya ha terminado our little life por hoy. A dormir, perchance to dream. Igual soñamos que la vida no es sueño.

 
—oOo—

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